¿TE PROTEGERÍA REALMENTE UN CABLE CONGELADO?
En el segundo capítulo de nuestra serie «Aprendamos Juntos Fall Protection, Desde el Laboratorio» nos planteamos esa pregunta, porque el comportamiento del cable contracaídas congelado cobra relevancia ahora que una parte del país sufre temperaturas de frío extremo. Y cuando hablamos de frío en materia de seguridad de alturas, es todo un tema que no puede pasarse de largo sin señalar la necesidad de tener la ropa adecuada, los guantes, las botas correctas y un equipo de protección personal certificado. A 30 grados bajo cero, una persona sin la debida protección puede congelarse en un minuto, y los objetos empiezan también a congelarse, cristalizarse y romperse. Por eso es muy importante saber cuál será el comportamiento de los equipos en temperaturas extremas. Y lejos de quedarnos con la duda, fuimos al laboratorio y le hicimos una prueba oficial de congelamiento a un cable de la nueva línea Alpha by HAWK. Esta es la segunda prueba que publicamos —muy distinta de la que hicimos la semana pasada, cuando probamos el anillo esternal de un arnés Alpha by HAWK—, aunque en ambos casos fueron pruebas oficiales bajo la norma ANSI. En temas de frío extremo, ANSI, el Instituto Nacional de Estandarización de los Estados Unidos, ha establecido una norma para probar la resistencia de un cable, congelándolo a -35 grados centígrados durante 8 horas; y después hacerle una prueba dinámica de caída. El comportamiento del cable contracaídas congelado No se trata solamente de que el cable no se reviente, sino que reduzca el impacto de la caída para que no sea mayor a los 800 kgs fuerza. Si el cable no reduce el impacto correctamente, éste —casi una tonelada— se irá directo a tu columna vertebral, y aun cuando no hayas tocado el piso, las consecuencias pueden ser fatales. Así, bien puedes leer las etiquetas sobre los materiales con que está fabricado un cable o un arnés; pero ojo, el material por sí solo nunca garantiza el comportamiento que tendrá el equipo cuando sea exigido, porque además de la resistencia, es una cuestión de diseño. O mejor dicho, la mezcla de los dos y el trabajo —de prueba y error— que se haga en laboratorio. Así que, a la pregunta “¿Te protegería realmente un cable congelado?”, la respuesta es sí.